Argentina es un país donde confluyen diversidad de paisajes y riquezas. En una geografía que contrasta montañas, valles y llanuras, se destaca una franja que se extiende 2.400 kilómetros a lo largo de Los Andes, donde se desarrollan siete regiones vitivinícolas desde Salta hasta Río Negro.
En esta vasta extensión se dan óptimas condiciones de clima, altitud y suelo para producir una importante cantidad de cepajes de naturaleza sobresaliente.
Ese paraíso para la elaboración de grandes vinos, sumado a la dedicación de prestigiosos winemakers y la conjunción de técnicas artesanales con el uso de nuevas tecnologías en el manejo de viñedos han llevado a Argentina a estar entre los primeros productores de vinos a nivel mundial.
Mendoza, terroir privilegiado de viñedos, es la principal región vitivinícola del país y cuna del mejor Malbec del mundo. Al pie de la imponente Cordillera de los Andes, abriga cuatro oasis productivos con un ambiente distintivo. Ofrece un clima seco, marcada diferencia de temperaturas entre el día y la noche, vientos secos, suelos semiáridos, escasas lluvias y agua de deshielo, características que se transforman en un escenario extraordinario para el cultivo de la vid.
En este fecundo territorio se despliegan exclusivas bodegas tradicionales y modernos emprendimientos vitícolas que se afincaron en los últimos años, fascinados por las excelentes particularidades de Mendoza para el desarrollo de vinos de soberbia calidad.
Nuestras fincas se ubican en las zonas privilegiadas para el cultivo de la vid. La primera de ellas, cultivada íntegramente con Malbec, se encuentra en Alto Ugarteche, en la denominada “primera zona vitivinícola”, regada por el río Mendoza, a más de 900 metros de altura sobre el nivel del mar.
Las dos restantes se emplazan en el pujante Valle de Uco, un lugar excepcional para la vitivinicultura. Una en La Consulta y la otra en Altamira, cultivadas con Malbec, Cabernet Franc, Syrah, Pinot Noir, Pinot Grigio y Chardonnay, a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar.
Porque cada planta es única, la viticultura de precisión es el método que utiliza Montechez en el manejo de sus viñedos. El riego, el raleo, la poda y la cosecha son dirigidos y realizados al detalle para que cada cepa alcance su máximo potencial.
Cuando en 1853 el francés Michel Aimé Pouget implantó las primeras cepas de Malbec en Mendoza nunca imaginó que se convertiría en el varietal representativo Argentina. Las excelentes condiciones agroecológicas de nuestro microclima favorecieron el desarrollo de sus taninos dulces y robustos y de una equilibrada acidez, y le brindaron a este cepaje una identidad propia.
El fruto de esta fascinante combinación, vinos de rojo intenso, con matices azules y violetas, aroma a ciruelas maduras y frutos rojos.